jueves, 21 de marzo de 2013

82. LA SORPRESA DE LA ACROPOLIS



El templo que ha atraído siempre las miradas de los visitantes de la Acrópolis de Atenas en Grecia, ha sido el Partenón, esa perfecta caja unitaria con 8 columnas en la fachada principal y 17 en los costados compuesta sobre un eje que se extiende a la campiña circundante...


...y que se advierte desde la misma bocana del puerto del Pireo. Esa forma de componer sobre un eje de simetría que consideramos acorde con la mayoría de los seres vivos de la naturaleza ha sido utilizada en uno y mil edificios a lo largo de la historia, por lo que no en vano se le suele considerar como el modo "clásico" de composición.

A comienzos del siglo XX y como rechazo a la tradición "clasicista", se generalizó un modo "moderno" de componer que atendía a una pluralidad de ejes o a otras cuestiones de juego y equilibrio de volúmenes. En los primeros años veinte de ese mismo siglo XX se edificó nuestra Escuela de Artes y Oficios de Logroño según el viejo método compositivo del eje de simetría.


Pero mira por donde, justo en los mismos años, se construyó también en Dessau la primera escuela de diseño moderna, la Bauhaus, y como no podía ser de otro modo, se compuso de una manera definitivamente diferente. De una manera "moderna".


Me encanta esa coincidencia en el tiempo porque..., y aquí viene la sorpresa que anuncia el título de esta pequeña lección, en la Acrópolis de Atenas (volvemos a la imagen inicial) vemos que no hay un único templo, el archiconocido Partenón, sino dos.


A la izquierda del Partenón, según se entra en el recinto superior, hay un templo de menor tamaño que parece como hecho a pedazos, o por adiciones más o  menos caprichosas del tiempo. Y sin embargo, sin embargo.., los arqueólogos y los historiadores aseguran que se hizo de una sola vez y que es más o menos contemporáneo del Partenón.





¿No os resulta sorprendente y a la vez fantástico que la modernidad ya estuviera inventada desde los orígenes de nuestra civilización? ¿ O que quizás ya no tengamos que hablar de clásico y moderno como de dos categorías cortadas por el tiempo, sino de dos formas de componer que coexisten desde siempre y que podemos usar indistintamente cuando las circunstancias lo requieran? La una más rígida y solemne, la otra más abierta e informal...